Era una vez una mosca a la que le gustaba comer todas las frutas y verduras, adoraba las ensaladas y sobre todo, una buena rebanadita de sandia. Para ella todas las demás moscas eran demasiado sucias y no soportaba la idea de que pudieran comer excremento y comida podrida.

Un buen dia, nuestra querida mosca vegetariana iba volando por una casa, cuando un peculiar olor a brocolis, hizo que se desviara de su camino y entrara directo a la cocina.
Cuando aterrizó para llegar mas cerca del delicioso platillo, un manotazo la despedazó y murió en ese instante.

Moraleja: Las apariencias engañan.

adrianadelrio