Bubú era una burbuja que le gustaba mucho volar.

Cuando venia un viento fuerte, volaba y volaba muy alto y muy lejos.

Un día llegó a un parque y vio a un señor que estaba vendiendo burbujas.

Los niños corrían atrás de las burbujas para atraparlas.

Bubú cuando vio que los niños destruían las burbujas se asustó mucho y quería que el viento soplara más fuerte para poder huir de ahí.

Pero un niño la vio tan redondita, tan bonita que en un segundo la metió en un botecito.

Al otro día, el niño llevó a Bubú a su escuela para enseñársela a sus amiguitos.

Su maestra Blanca cuando vio a Bubú dentro del botecito, tan triste, le dijo al niño que la soltara, que no se debía atrapar burbujas porque su vida era volar con libertad. En el recreo, el niño abrió el botecito y soltó a Bubú.

Bubú con una gran sonrisa se despidió del niño y le guiñó un ojo agradeciéndole por siempre por haberla soltado y volvió a volar feliz por todos lados.