Hace un año atrás, mi hijo me preguntó si le faltaba mucho para aprender a andar en bicicleta...él apenas estaba haciendo sus primeros intentos. Tuve la idea de explicarle que todo lo que se aprende en la vida, es como cuando haces un pastel. Primero pones los ingredientes (es este caso era tener la bicicleta y por supuesto, su casco), después lo mezclas (te subes a la bicicleta), luego lo pones en el horno (haces mil intentos para guardar el equilibrio) y al abrir el horno, ¡está listo el pastel! (Finalmente consigues pedalear sin caerte)
De esta manera, he podido explicarle que todo se aprende pero es parte de un proceso.
Ahora que está aprendiendo a tocar guitarra, volví a usar la misma comparación y lo entendió muy bien. Ahora, está mezclando los ingredientes.