Tú, no lo sé.
Las manos como trapos,
el alma como escoba,
deprimido anochecer.
Pensar en lo imposible,
imaginar lo intangible.
Llegaste demasiado tarde,
los sueños habían hablando con el suelo.
Yo colgaba de una telaraña,
tú no lo sé...
tal vez me rescatarías.
Pero el tiempo nos arrebató
una vez más.
Y tú y yo
solo nos imaginariamos uno al otro.
(Pero yo sin ilusiones,
tú, no lo sé, tal vez...)
Adriana primavera del 92.
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